Andres Rodriguez

Cuando el dolor deja de ser parte del proceso y empieza a convertirse en una trampa que te impide avanzar, es momento de buscar ayuda.

El duelo, por naturaleza, es un proceso emocionalmente intenso. Sentir tristeza, rabia, vacío, confusión o incluso negación es esperable. Pero hay señales que indican que el proceso no está fluyendo de forma saludable y que el acompañamiento psicológico puede ser necesario.

¿Cuáles son esas señales?
-Han pasado varios meses y el dolor sigue siendo igual de intenso o más.
-Te sientes estancado/a, como si estuvieras congelado en el tiempo.
-Evitas todo lo que te recuerda a la pérdida o, por el contrario, vives anclado/a al recuerdo.
-Has perdido el sentido de vida, motivación o interés por lo cotidiano.
-Comienzan síntomas físicos persistentes: insomnio, fatiga extrema, somatizaciones.
- Aumenta el consumo de sustancias o conductas evasivas (pantallas, trabajo, comida).
- No puedes hablar del tema sin desbordarte, o sientes culpa paralizante.
- Otros te lo han hecho notar: “ya no eres el/la misma”, “parece que no puedes salir de ahí”.

Mi visión como psicólogo:
Pedir ayuda no significa que estés fallando en tu duelo. Significa que estás siendo responsable con tu salud emocional. La terapia no borra el dolor, pero te ayuda a colocarlo en un lugar donde puedas vivir con él sin que te destruya.

El duelo no se supera, se transforma. Y a veces, para lograrlo, necesitamos una guía que nos ayude a caminar cuando sentimos que no tenemos fuerzas.

Hola, gracias por abrirte y compartir esto. Lo que describes no es “estar negativa”. Es más profundo, más real y más serio que eso. Lo que estás sintiendo (ganas de aislarte, llorar sin razón aparente, ansiedad física como ese vacío en el estómago, sentirte incomprendida, saturada y emocionalmente desbordada) son señales claras de que estás atravesando un malestar emocional importante, probablemente un cuadro ansioso-depresivo.

Y no, esto no es debilidad ni estás “exagerando”. Es tu cuerpo y tu mente pidiendo atención urgente.

Sobre las pastillas “Okey”:
Entiendo que quieras algo que te alivie rápido, pero debo ser muy honesto: automedicarse con productos sin prescripción médica o sin un diagnóstico claro no es recomendable. Estas pastillas suelen ser suplementos o tranquilizantes de venta libre, pero no abordan el fondo del problema y pueden enmascararlo o incluso empeorarlo si se combinan con otras cosas o se consumen de forma inadecuada.

¿Qué sí te recomiendo?
1. Consulta psicológica lo antes posible.
Lo que estás viviendo no se trata solo de “ver las cosas negativas”. Es probable que estés emocionalmente agotada, con síntomas de ansiedad y/o depresión. En terapia vas a poder entender qué hay detrás de todo esto, darle nombre a lo que estás sintiendo y, sobre todo, aprender a aliviarlo de manera sostenible y segura.

2. No lo enfrentes sola.
El hecho de que no te sientas comprendida por tu pareja o tu entorno hace que todo pese más. Acompañarte desde la terapia puede ayudarte también a ponerle límites a eso, y recuperar tu espacio emocional.

3. No te culpes por sentir lo que sientes.
Aislarte, querer llorar, sentir que no puedes más… no son síntomas de que estás fallando. Son síntomas de que ya has aguantado más de lo que podías sola. Y es completamente válido pedir ayuda.