Dra. Lady Vanessa Delgado

Hola. Tu descripción es sumamente precisa y nos permite diferenciar lo que te pasa de una ansiedad común. Al aclarar que 'no tienes miedo a un infarto', descartamos el pánico clásico; lo que describes se acerca más a un fenómeno de intrusión sensorial y tiene una lectura profunda desde el psicoanálisis.
Para que lo comprendas mejor:
El corazón como 'objeto extraño': En condiciones normales, el latido del corazón es silencioso para nuestra mente. En tu caso, se ha convertido en lo que llamamos un objeto persecutorio. Sientes tu propio órgano vital como un 'estorbo' o algo ajeno a ti. Es como si hubiera una batalla entre tu mente (que busca silencio absoluto y quietud) y tu cuerpo (que insiste en moverse y vivir).
La intolerancia a la vitalidad: Mencionas que sientes que tu cuerpo 'no descansa'. Desde la teoría freudiana, esto podría interpretarse como una dificultad inconsciente para tolerar la tensión de la vida misma. El latido es la prueba constante de que estamos vivos, y paradójicamente, hay una parte de tu psiquismo que exige una 'quietud' imposible (similar al silencio de lo inorgánico) y vive el movimiento vital como una agresión.
Obsesión y Mirada Interna: Al no tener distractores externos, tu atención (libido) se repliega hacia adentro. Al no encontrar palabras o representaciones para tu ansiedad, esta se fija en una función corporal. El síntoma (la molestia del latido) está tapando otra angustia que no estás logrando poner en palabras.
¿Cómo se trata?
Ya que los estudios médicos salieron normales (tu corazón está sano), el problema no está en el órgano, sino en la representación mental que tienes de tu propio cuerpo.
La terapia psicoanalítica es el espacio indicado para esto. No buscaremos 'medicamentos para que no sientas', sino que trabajaremos para descubrir qué conflicto interno te impide 'habitar' tu cuerpo con naturalidad y por qué tu mente vive tu propia vitalidad como un estorbo. El objetivo es que el latido vuelva a ser ese compañero silencioso y dejes de sentirte invadido por ti mismo.

Hola. Es muy valioso que ya hayas descartado causas fisiológicas con el dermatólogo; ese es el primer paso y nos confirma que el origen de tu síntoma no está en la piel, sino en algo más profundo que está ocurriendo en tu mundo interno.
Desde una perspectiva psicoanalítica, lo que te sucede se conoce comúnmente como eritrofobia (miedo a ruborizarse), pero va más allá de un simple miedo. Cuando dices que te pasa "al intentar hablar", nos indica que el conflicto surge en el encuentro con el Otro.
Podemos entenderlo de la siguiente manera:
El cuerpo como escenario: Cuando las emociones, angustias o temores son demasiado intensos para ser puestos en palabras (lo que llamamos simbolizar), el cuerpo toma el relevo. Tu piel está actuando o "hablando" aquello que tu mente no está logrando procesar conscientemente.
La mirada del otro: Es probable que, a nivel inconsciente, sientas la mirada de quien te escucha como algo invasivo o enjuiciador. El rubor es una respuesta paradójica: intentas esconderte, pero tu cuerpo te hace más visible (te pone rojo), lo cual genera un círculo vicioso de más ansiedad.
La función de la piel: La piel es el límite entre tú y el mundo. En tu caso, esa frontera se está volviendo muy permeable ante la ansiedad de la interacción social.
¿Qué hacer?
Al llevar un año con esto y haber descartado lo médico, el tratamiento indicado es una psicoterapia de corte psicoanalítico. No se trata de "controlar" el color de tu cara, sino de entender qué verdad inconsciente intenta revelar ese rubor.
En un espacio de análisis, trabajamos para transformar esa reacción física en palabras y pensamientos, construyendo un "continente" interno más fuerte para que tu cuerpo no tenga que reaccionar defensivamente cada vez que intentas comunicarte.
Te invito a agendar una consulta para comenzar a escuchar lo que tu cuerpo está tratando de decirte.
Saludos cordiales